La cromoterapia es un procedimiento eficiente de afectar nuestro cuerpo mediante los colores, con vistas a su funcionamiento normal. Los científicos han probado que ciertos colores ocasionan ciertas reacciones bioquímicas en los tejidos humanos y estimulan múltiples glándulas y ciertas unas partes del cerebro, incluyendo la glándula pituitaria, que estimula el desarrollo de una serie de hormonas responsables del metabolismo, el sueño, el hambre, el estado sensible, la excitación sexual, etcétera.

En otras palabras, la manera en que nos sentimos depende en gran medida de los colores que nos rodean. Por consiguiente, aprender a usarlas puede funcionar -en beneficio de nuestra salud –como fármaco o bien prevención de enfermedades.

El efecto terapéutico, que los colores tienen en diferentes unas partes del cuerpo fue descrito por el científico indio doctor Ghadiali. Su teoría describía que los órganos y sistemas del cuerpo eran sensibles a determinados colores que lo estimulaban o bien retrasaban. Es merced a eso que en nuestros días se puede utilizar colores con un objetivo terapéutico.

A mediados de los años cincuenta, el científico suizo Max Lyuscher compuso el texto de color original. Tras muchos ensayos con más de cuatro mil quinientos tonos, se identificaron los colores que más influían en la fisiología y psicología del ser humano. Las investigaciones llevadas a cabo por Lusher han probado que colores diferentes pueden mudar las funciones de ciertos sistemas del cuerpo humano.

Por poner un ejemplo, el colorado anaranjado altera el pulso, la respiración, la presión arterial y por norma general tiene un efecto apasionante. El color azul obscuro, por otra parte, trae calma. Conforme los psicólogos, el lenguaje de las flores es universal y actúa con independencia de la religión y la nacionalidad.

La terapia de color o cromoterapia, como procedimiento de tratamiento se usó en el viejo Egipto, India, China, Rusia y en numerosos países del planeta. Por servirnos de un ejemplo, los médicos chinos utilizaban amarillo para el tratamiento del estómago, y los pañuelos colorados fueron recomendados para pacientes con escarlatina. Además de esto, nuestros ancestros pensaban que para terminar con la ictericia era preciso emplear gránulos dorados. En los escritos del renombrado pensador persa y médico Ibn Sina, conocido en Europa bajo el nombre de Avicena, hallamos la mención de que el sangrado del paciente no puede ser visto como colorado, es preciso detenerse y comenzar a mirar el azul, que tiene propiedades suaves. Existen muchas de esas historias, mas no fue hasta el siglo XIX cuando los científicos ingleses D. Daun y G. Blunt probaron que la radiación ultravioleta tiene propiedades curativas y puede ser empleada para el tratamiento de enfermedades de la piel y raquitismo. Desde ese momento, el procedimiento de tratamiento de colores se ha hecho tan popular que ahora se emplea con cierta frecuencia en la práctica médica para luchar contra las enfermedades graves y para recobrarse de manera rápida.